La fotografía fu proporcionada por doña Delmy Flores una santarroseña de corazón. En la entrevista y ordenamiento de la información me colaboró mi sobrino Josue David.
EL GÜIRICERO
Hagamos nuestra Historia
jueves, 30 de agosto de 2012
NUESTRA MARIMBA
La fotografía fu proporcionada por doña Delmy Flores una santarroseña de corazón. En la entrevista y ordenamiento de la información me colaboró mi sobrino Josue David.
domingo, 6 de noviembre de 2011
RECORDANDO A SAUL
A Leticia, con todo el cariño del mundo.
Saúl murió durante el pasado conflicto armado. Así se le llama a veces a la gesta de muchos hombres y mujeres salvadoreños con un inmenso amor por este pueblo. Es de los muertos de todos, sin tumba que enflorar, por eso su recuerdo lo puede enfrentar a uno en cualquier momento, en cualquier lugar, de golpe, a veces como una afrenta. Cuando murió era guerrillero, ese oficio que los hombres y mujeres, generalmente jóvenes, tienen que aprender en secreto con el compañero, con los ideales, con la vida y la muerte, con la poesía. Cada cierto tiempo, un puñado de valientes lo aprende para doblegar al poder transformado en terror e injusticia.
Un domingo, en una 330, cuando me dirigía de Santa Rosa al Amatillo, en donde mi madre todavía vendía joyas a los hondureños, me encontré a don Saúl cargando una bolsa con cosas a simple vista triviales, cuatro rollos de papel higiénico y cuatro jabones Palmolive. Un poco sorprendido porque era raro verlo en otro vehículo que no fuera su camioncito, me senté junto a él. No sé por qué me lo confió, pero me contó que se los llevaba a Saúl, su hijo, se bajaría en el desvío de San José y caminaría un poco para verlo y platicar con él. Satisfecho, me mostró un reloj nuevo, de esos en los que sobresalía la leyenda “Stanley Steel”, con grandes agujas y marcas verdes fosforescente, “así me lo pidió para verlo bien en la noche”, me dijo. Me asombró la tranquilidad con que se bajó del bus y comenzó a caminar confiado con la bolsa en su mano después de acomodarse en su cabeza un antiguo sombrero de palma.
Saúl fue de los que la madrugada de aquel domingo once de enero de 1981 hizo suspender un viaje de beatas a Esquipulas, por ellos se pospusieron los partidos de fútbol de los equipos en que ellos mismos jugaban, por ellos se conoció el sonido de la alarma del Banco de Comercio y de la ambulancia del hospital. Por primera vez, escuchamos los sonidos de las detonaciones que luego, durante los siguientes largos 11 años, aprenderíamos a distinguir si eran de la guerrilla o del ejército, con cual fusil se estaba disparando, si provenían de una emboscada o una retirada. Santa Rosa siempre ha sido una ciudad que se despierta temprano, desde las cuatro se mueve mucha gente oficiosa al mercado o a los puestos de venta callejeros; esa madrugada junto a ellos también se movieron entre las sombras aquellos recién estrenados guerrilleros. Atacaron la Policía Nacional y la Guardia Nacional, los dos cuerpos de seguridad existentes. En nuestra casa, a unos cien metros en línea recta del cuartel de la Policía, entre los disparos tiro a tiro de los guerrilleros y las ráfagas de los fusiles de los policías, se escuchaba caer sobre las tejas la tierra impulsada por explosiones de granadas seguramente erradas. Casi al final del enfrentamiento, se escuchó, un tanto lejano, volar y disparar a un helicóptero. Cuando cesaron los disparos, con el desayuno postergado indefinidamente, la mañana movilizó al pueblo a los lugares de ataque. En la esquina frente a la casa de Don Bacho, frente a la funeraria Guatemala y calle de por medio, yacía un guerrillero abatido, ya sin fusil, con una mochila rota que mucho tiempo antes debió ser color verde olivo. Muchos rodeábamos el cuerpo tirado boca abajo, inerte, inerme. Lo vigilaban unos soldados que habían llegado como refuerzo; uno de ellos abrió su mochila, hurgó en ella y sacó unas tortillas; su burla llegó hasta la carcajada, dio dos pasos atrás y le disparó; el cuerpo dio un saltito y de debajo de su cuerpo salió una nubecita de polvo que se disipó entre el silencio y sorpresa de los curiosos mientras el soldado le daba la espalda con desprecio.
En todos los corros se hacia la misma pregunta: ¿quiénes?. La respuesta llegaba poco a poco, Alex La Gaviota, El Chele Americano, Will Sosa, Saúl Buruca, Chepe Ortiz, Lango… También llegó la noticia de que los disparos del helicóptero habían matado a cinco guerrilleros en La Chorrera.
Una noche de agosto o septiembre, digamos de 1979, compartí unos momentos con Saúl. Había caído una lluvia de esas que comienzan en abundancia pero luego disminuyen y se quedan por horas en una lluviecita de gotas finas que mantienen a las tejas llorando y la calle encharcada. Ya para ese tiempo la casa se me convertía en una prisión después de las siete de la noche. Para algunos la lluvia era suficiente para no salir, para mí era solo un pequeño inconveniente. Salía agazapado y caminaba pegado a la pared de las casas hasta llegar a la floristería de Chombito, allí comenzaba los corredores, el de los Medrano, los Pleitez, el don Lázaro Hernández y el del Bazar Primavera, cruzaba la calle para entrar al corredor de la Farmacia Nueva, el de doña Lucila Flores hasta terminar en el corredor del Almacén El Favorito. Allí, pasara lo que pasara, estaba abierta e iluminada una vitrina y una banca que durante el día servía a los clientes del puesto de frescos de doña Juana. Este lugar funcionaba como punto de encuentro para los caminantes, por no decir vagos nocturnos. Allí estaba viendo llover cuando apareció Saúl protegiéndose de la lluvia con un paraguas. Nos conocíamos bastante porque él era muy amigo de mi hermano y sus hermanas de las mías. Nos saludamos y después de recordarme lo vago que era, me invitó a que lo acompañara a “ver unas cipotas”. No pregunté a donde y nos encaminamos hacia El Llano, por momentos los dos debajo del paraguas y otros por los corredores y aceras. Llegamos a la casa de, digamos Estela. La puerta estaba abierta y, al fondo de la sala estaba la “cipota”; Saúl cerró el paraguas y me lo dio. –Buenas noches- saludó con mucha precaución. Una sonrisa y luego un gesto de enojo que de nuevo se fue convirtiendo en una sonrisa coqueta, se dibujaron secuencialmente en la cara de Estelita.
- - Hola- dijo ella suavemente.
- Se paró y volviendo su rostro hacia el interior de la casa, dijo:
- - Mamá voy a ir donde Rosa (digamos) a traer un cuaderno,
- - ¿tan noche y lloviendo?, preguntaron adentro.
- - Es que lo necesito, en una carrerita voy, ya vengo;
- - Está bien, pero que vaya Albita (digamos) con vos,
- - Está bueno.
Por supuesto, Estela no se preocupó por la pequeña chaperona. Años después Albita necesitaría de los mismos favores.
Apareció diligente Albita, de unos diez años, muy seria y en silencio. Apurate, le dijo Estela.
Caminamos los cuatro, Albita del lado de su hermana y yo junto a Saúl, alcanzamos la primera esquina, dimos la vuelta, ellos se adelantaron presurosos y desaparecieron en el dintel de la primera puerta que había. Albita y yo nos quedamos a una distancia prudente, en el lugar que nos indicó previamente Estela, vigilando si aparecía alguien que no debía aparecer.
Al cabo de unos quince o veinte minutos aparecieron; Estela peinándose apresurada el cabello con sus manos y acomodándose su ropa con calculados jaloncitos atrás, adelante y a los costados de su falda y blusa. Saúl tranquilo. Se tomaron de la mano, ella preguntó –¿vas a venir mañana?, Saúl contestó seguro –Sí. Salú, Salú. Saúl se quedó donde yo estaba, me quitó el paraguas y las vimos doblar la esquina. Saúl había “visto” a la primera cipota.
Vamos, me dijo, y caminamos en sentido contrario para adentrarnos todavía más en El Llano. Llegamos a un callejón cerca de la clínica; aquí quedémonos me dijo. Desde allí se veía una luz que escapaba por la puerta de una casa y alumbraba un charco sobre la calle. Unos cinco minutos después apareció por unos segundos la cabeza de una cipota asomándose por la puerta, Saúl no se movió ni dijo nada. Unos minutos después apareció de la misma puerta, digamos, Silvia. Aquí quedate, me dijo, cediéndome de nuevo el paraguas. Saúl cruzó la calle y se paró bajo un árbol a esperarla. Silvia lo abrazó y besó prolongadamente.
- ¿Por qué te tardaste?
- Por la lluvia.
Fue lo único que escuché antes de que el árbol se interpusiera entre mi vista y ellos. Por una media hora, tras el alcahuete tronco, por unos instantes aparecía un codo, una mano moviéndose hacia abajo, hacia arriba, un hombro, una cadera, la enagua de una falda. Por un momento la lluvia arreció pero el árbol no dejó que Saúl y a Silvia se fueran.
Cuando al fin el árbol los dejó escapar, aparecieron los dos untados de caricias y de lluvia.
Silvia se veía más suelta, más confiada que Estela, se adivinaba que el árbol era su cómplice desde hacía ya un buen tiempo.
La despedida fue más efusiva, se abrazaron y se besaron, se soltaron y dieron unos pasitos cada uno hacia atrás, dejando que los labios fueran los últimos en separarse, todavía Silvia dio un beso al aire.
- - Salú, nos vemos mañana en el Instituto.
- - Salú.
Saúl había “visto” la segunda cipota.
Emprendimos el camino de regreso. Cuando le ofrecía de regreso el paraguas, con un gesto con la mano extendida hacia arriba y los dedos juntos. Llevalo vos, me dijo. Sentí su gesto como un agradecimiento por acompañarlo.
Como premio por haber concluido una tarea, sacó una cajetilla de cigarros REX y me ofreció uno. Poco antes de llegar a la casa de, digamos, Laura, y después de terminar de fumar, me ofreció un dulce de cardomomo.
- Aquí no nos vamos mojar, tengo llegada, me dijo.
Al doblar la esquina de la calle sobre la que está la casa de Laura, la vimos sentada bajo la puerta, esperando. La lluvia estaba desapareciendo. Se sentó junto a Laura y la besó suavemente.
- - Hola.
- - Hola, por qué te estuviste tanto, de dónde venís.
- - De acompañar a Jorge, fíjate que tiene una novia en El Llano, ¿verdad Jorge?.
- - Sí, respondí.
Al filo de las diez la lluvia cesó por completo y se despidieron; yo también me despedí. Cuando comenzamos a cruzar el parque en diagonal me ofreció otro Rex. En la esquina de la casa de doña María Zayas me quitó el paraguas que ya traía cerrado y nos despedimos todavía fumando.
Hablando revuelto.
Uno va por la vida sumando y restando sueños. En los primeros años hay más que sumar y cerca de los cincuenta restar es más frecuente. Un noviembre los labios de Leticia y los míos se encontraron y un sueño desapareció del listado de las restas.
sábado, 4 de diciembre de 2010
LA FOTOGRAFIA 18. MUNICIPAL LIMEÑO 1952-1959
Esta es la fotografìa más antigua del Municipal Limeño que he encontrado. Me la proporcionó don Alfredo Molina, hijo de don Gustavo Molina, a quien le ofrezco mis disculpas por presentarla varios meses después que lo visité. Para él un saludo muy especial.
Para don David Sura la fotografía fue tomada, "quizás" en 1959 y para don Samuel Hernández es de 1952. El uniforme era de color azul y blanco, tal como fue desde los inicios del club.
Verán que los que aparecen son los legendarios, los pioneros de este nuestro Municipal Limeño. Lastimosamente faltan los nombres de los primeros de la segunda fila, así que espero la ayuda de ustedes, apreciables lectores.
De izquierda a derecha de pie:
MODESTO VENTURA, SAÚL MEJÍA (BURUCA), ALONSO VENTURA(CHELE MORO), RÓMULO (o GUILLERMO) GRANADOS, EFRAÍN (PIQUÍN) ROSALES, MOISES SORTO, DAVID FUENTES SURA, JULIO VENTURA.
Segunda fila:
(JUGADOR), (JUGADOR), HERMÓGENES TREMINIO.
Saludos a todos.
Volvió éste.
sábado, 13 de marzo de 2010
EN LAS NOTICIAS 2. DISPUTA POR RELLENO SANITARIO.
Comunas en disputa por gestión de relleno.
La comuna limeña no ha cancelado el servicio por el uso del relleno sanitario.
Escrito por Flor LazoViernes, 12 marzo 2010 00:00
Los concejos municipales de Santa Rosa de Lima y Anamorós se encuentran enfrentados en una velada disputa por la administración del relleno sanitario de la Asociación Intermunicipal de los Municipios del Norte de La Unión (ASINORLU). En medio del proceso destacan una deuda y el incumplimiento de cláusulas de contrato.
Las acusaciones son mutuas, ya que según el alcalde de Anamorós y presidente de ASINORLU, Isabel Villatoro, la comuna de Santa Rosa de Lima adeuda alrededor de $130,000 en concepto de pago por el uso del relleno sanitario, el que actualmente recibe los desechos sólidos de unos 15 municipios aledaños. “A la Alcaldía de Santa Rosa se le ha dado una serie de beneficios por haber cedido en comodato los terrenos donde está el relleno. Por ejemplo a ellos se les cobran $17.00 por tonelada de basura procesada, mientras que el resto de municipios cancela $23.00”, explica Villatoro.
El alcalde de Anamorós señala que el municipio santarroseño produce mensualmente un promedio de 300 toneladas de basura que son depositadas en el relleno y que le significan aproximadamente un costo de $5,300 por mes; sin embargo, desde hace casi dos años la comuna limeña simplemente dejó de cancelarle el dinero por el uso del relleno a los miembros de ASINORLU.
Justificación
Por su parte, Anastasio Benítez, alcalde de Santa Rosa de Lima, justifica la falta de pago aduciendo que es ASINORLU la que ha incumplido las cláusulas del comodato del terreno donde se ubica el relleno sanitario, y agrega que la comuna cuenta con los fondos para saldar la deuda.
“No cancelamos el dinero hasta que nos cumplan con tres requisitos, los cuales están dentro de las cláusulas del contrato de comodato. Si no lo hacen, nosotros podemos proceder a hacernos cargo de la administración del relleno sanitario” explicó.
Según Benítez, en las cláusulas del contrato se estipula que las oficinas de ASINORLU deberían estar en Santa Rosa de Lima, ya sea en la alcaldía o en los terrenos del relleno sanitario y no en el edificio municipal de Anamorós, donde se encuentran actualmente.
Además dice que el relleno fue creado solamente para las nueve municipalidades socias de ASINORLU y no para otros municipios. “Hemos pedido también que ya no se reciba la basura de nueve municipios de Morazán y La Unión. También les hemos pedido que reparen la calle hacia el relleno, pues los camiones la han deteriorado”, agrega.
Para llegar a un acuerdo, los alcaldes de ASINORLU se reunieron el viernes y se comprometieron a cumplir con lo que a cada uno le corresponde, por ejemplo saldar la deuda y cumplir con las cláusulas. Eso también incluye que las oficinas de ASINORLU tendrán que ser trasladadas hacia Santa Rosa a más tardar a principios de abril, y a partir del 31 de marzo ya no se recibirá la basura de otros municipios ajenos a la mancomunidad.
Ver noticia original en:
http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/departamentos/99870-comunas-en-disputa-por-gestion-de-relleno.html
jueves, 11 de marzo de 2010
LA MÁQUINA DEL TIEMPO. MARZO
Miercoles 15 de 1922.
Lunes 21 de 1938.
Miércoles 24 de 1953.
1964.
Viernes 18 de 1968.
Viernes 28 de 2003.
Viernes 6 de 2010.
miércoles, 3 de marzo de 2010
UN AYER DE SANTA ROSA DE LIMA
Créditos:
Fotografía Casa Mérida, cibernauta con correo-e antoniovtr323@yahoo.com
Fotografía del Primo Yeyo-Paco Tincute: www.municipalimeno.com.
Fotografía Poza La Bruja: Colombo Romero.
ALGUNOS LUGARES DEL SANTA ROSA DE LIMA DE AYER.
Almacén de Walter Cisne,
Almacén El Águila del Turco Saca,
Cancha El Zope,
Casa Mérida de niña Berta,
Casa Vanegas,
Comedor de La Martina,
El Almacén de don Fabio Escobar,
El Antiguo Convento,
El Cerro de La Cruz,
El Cine Marinero,
El Comedor de Tina Ochoa,
El Drive-inn,
El Favorito,
El molino de Chepe Luis Fuentes,
El parque viejo,
El puesto de la guardia,
El rastro Antiguo,
El Salón de Virginia "La Salpora",
El Terrero,
Farmacia de Salvador Alvarenga,
Farmacia Pachol,
Ferretería de don Chando Reyes,
Hospedaje Florida,
La barbería Martínez (del Ardillo),
La cancha del UDAL,
La cantina de Joche Amaya,
La carpintería de Los Católicos,
La casona de Toño Prudencio,
La compra de huevos de Emilia Carranza,
La Curva,
La dulcería de la niña Virgina Rosales y Moncho Canecho,
La escuelita privada de don Catino,
La floristería de Tanchito Benavides,
La funeraria de La Chacalina,
La gasolinera del Chele Beto,
La hacienda de don Calixto,
La herrería de Guillermo Menjívar,
La hojalatería del Choco Julio,
La planta de electricidad de don Daniel Medrano,
La quebrada del Cabildo,
La relojería de Joche Ruíz,
La sastrería de Gilberto Rosales,
La Shellane,
La talabartería de Chabelo Sánchez,
La tejera de Los Pirulíes,
La tienda de don Quique Ortiz,
La tienda de Esperanza Ruiz,
La tienda de la tía Emilia,
La venta de ponche,
La venta de tamales de Margarita Chirranga,
La venta de telas de Tina Fuentes,
La venta de zapatos de Raúl Verdugo,
Las Veinte Gradas,
Las cárceles de Santa Rosa,
Las joyerías de: Samuel Claros, Tomás Martínez, Los Zelaya, Rafael Melara.
Las Pilitas (Lavadero Público),
Las Pozas: Las Tres Lajitas, La Bruja, El Carao, El Tempisque.
Las refresquerías de La pacharaca y Neto,
Las Zapaterías de Adán Cañón y Lázaro Hernández,
Los Pozos Tibios,
Panadería de La Núñez,
Pensión La Lempira,
Plaza Nueva,
Pozo ElChilamate,
Puente Las Cadenas,
Salón Las Campanitas,
Salon El Negrito del Batey,
Sastrería Gentleman.
ALGUNOS PERSONAJES MUY RECORDADOS DE SANTA ROSA DE LIMA.
Adelita Maltéz,
Chepe Pineda,
Chico Vides,
Conce, el portero del Limeño;
Coto Murgas, el policía municipal;
Cristóbal Escobar,
Luis Chacarrón,
Nicolás Cruz,
Nino Cerrato,
Norbertón,
El compita Modesto Villatoro,
El doctor Cabezas,
El Guardia Bonilla,
El Padre Ventura,
El Primo Yeyo,
El sargento Cabrera,
Fortunato Escobar,
GLORIA (Pa'todos da Dios),
León María,
Lilian Alvarenga,
Lito Padilla,
Los Treminio (de don Napo),
Luis Cabello,
Macho Chibolita,
Marillita Herrera,
Minguito el barbero,
Paco Zayas,
Pedrito,
Pedro Ñangue,
Prof. Chico Paredes,
Virgilio Escobar.
ALGUNOS APODOS DE SANTA ROSA DE LIMA MUY RECORDADOS.
Boca sola,
Cacatorra,
Chico La Cera,
El Peludo,
Cachete, el motorista;
Calinga,
Calpo, el de Mojones;
Carlos Guacalita,
Cepillos (Pleitéz),
Chabelo con su guitarra,
Chenguita,
Chico Borroña,
Chico Panza,
Chiricuajo,
El Chele Jilote,
El Chulo,
Geña La Gata,
Guayabo,
Joche Cucharita,
Julio Mono,
La Chele Felipa,
La Chindona,
La Gallo-Gallina,
La Loca Alicia,
La Pelona,
La Picolina,
La Señorita Cumbia,
Piñico,
Moncho Querque,
Mozote,
Murusa,
Neto Sapo y su mulita,
Noé Canuto,
Paco Diablo,
Perucho,
Pico de Zope,
Pío La Cabra,
Punchereta,
Rafay Mondongo,
Ricardo Piculiya,
San Marín de Porras,
Tabito,
Tano (Plaza Nueva),
Tingo Ñato,
Tingo Zope,
Tolete,
Tomás Tincute,
Toñito el de los cabros,
Toño Bigote,
Vaca Tonta.
LO INOLVIDABLE.
El caballito de don Napo Treminio,
El carretón de la basura,
El fusil de Tele Amaya,
El primer taxi de Rodolfo Lazo,
La "38" del policía Zúniga,
La Banda de Pastor Bofe,
La canasta de chicles y cigarros de Fidelina,
La chaqueta de Zenón Murillo,
El atol de la niña Geña,
La concertina de David Salazar,
La mano con anillo de Víctor Escobar,
La orquesta del maestro Ticas,
La poleada de Carmen Herrera,
Las camionetas: La Nueva España, Las Jocoreñas, La Elenita, Las Santa María; la "rápidas" Santa Rosa, Las Flores, La Erika, Las Santa Teresita;
Las "niñas" de don Napo,
Los Bandos Municipales,
Los "bolis" de Miguel Espinal,
Los conciertos del Almacén El Favorito,
Los Magiruz de Rafael Ruiz,
Los zapatos de Moisés Rivas.
lunes, 8 de febrero de 2010
EN LAS NOTICIAS 1.
Comerciantes se quejan por atraso en mercado
En teoría, el edificio estaría listo a finales del año, pero aún no inicia la segunda etapa del proyecto.
Escrito por Flor Lazo Lunes, 08 febrero 2010 00:00.
LA PRENSA GRÁFICA·
“No podemos continuar hasta que hagamos la licitación y conozcamos cuánto nos va a cobrar la constructora.”
Anastasio Benítez, alcalde.
“Para suplir la falta de agua tenemos que traer de nuestras casas garrafones y cántaros.”
Blanca Ventura, comerciante
La edificación del nuevo mercado inició en agosto de 2008 y, según los planes de la alcaldía, la primera etapa duraría un año. Luego iniciarían los trabajos finales, entre ellos la colocación del techo, acabados finales, adecuación del estacionamiento perimetral y la entrega de los puestos.
“La primera etapa costó $2 millones y ya tenemos listos otros $2 millones, pero no podemos continuar hasta que hagamos la licitación y conozcamos a ciencia cierta cuánto nos va a cobrar la empresa constructora”, dijo.
PIDEN EXPLICACIONES.
“Tenemos casi dos años de estar en estos puestos provisionales, a la intemperie y a expensas del sol, el polvo, el viento y la lluvia, por eso nos preocupa que los trabajos se hayan paralizado desde hace varios meses”, expresó Carlos Rivas, propietario de un puesto de carne.
Los más perjudicados en este caso son los vendedores de carne, pescado y pollo, así como los dueños de comedores y pupuserías, pues necesitan suficiente agua para mantener limpios sus puestos y preparar los alimentos. “Para suplir la falta de agua tenemos que traer de nuestras casas garrafones y cántaros, pues aquí en la calle no tenemos servicio”, comentó Blanca Ventura, cocinera de un comedor que permanece funcionando en plena calle.
Ver noticia original en:
http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/departamentos/91740-comerciantes-se-quejan-por-atraso-en-mercado.html