lunes, 6 de abril de 2009

EL RETRATO DE GERARDO BARRIOS EN LA VILLA DE SANTA ROSA


Hasta ahora, la historiografía de El Salvador, se ha ocupado de los temas trascendentales, -como la conquista, la colonia, la economía- y centrado principalmente en San Salvador y el resto del país como un todo. Y es lógico, con las penurias que nos han acompañado hasta nuestros días, pocos historiadores se han de animar a mostrar lo que ha ocurrido en los pueblos fuera de las principales ciudades. La zona oriental no escapa a esta carencia y poco se ha dado a conocer de las repercusiones en sus pueblos que han provocado las transformaciones que se han reflejado en la gran capital. La época posterior a la independencia fue, particularmente, un período de gran actividad en la zona, se invadía San Miguel, se libraban cruentas batallas en Pasaquina, se fundaba Nueva Esparta con guerreros provenientes de Honduras, por el puerto de La Unión se embarcaban y arribaban tropas, huían funcionarios y llegaban invasores, en fin, al igual que la pasada confrontación civil, los pueblos de este lado del Río Lempa, también sufrieron de esos conflictos, y sus miedos, aflicciones, esperanzas y triunfos no se han escrito aun como s debiera. Con toda la humildad de un amateur y gracias a la primera colaboradora en San Salvador de El Güiricero, Rocío Claribel Fuentes Cruz, el presente trabajo presenta un hecho documentado que es una muestra de la propagación de esas ondas políticas que alcanzaron a la zona oriental y en particular a Santa Rosa de Lima y sus pobladores. El héroe nacional Capitán General Gerardo Barrios fue un militar y político querido y odiado, que maniobraba sigilosamente en el convulsionado ambiente político de la época, así se produjo una de las primeras campañas publicitarias masivas de un presidente para promover su imagen que consistía en el envío de su Retrato a las alcaldías y gobernaciones del país.




Después del fracaso de la Federación Centroamericana, El Salvador vivió una confrontación política entre liberales y conservadores, que generalmente resultaban en expulsiones, invasiones y guerras entre países vecinos. Las principales causas del fracaso de la Federación como la incompleta conformación económica y social de las provincias centroamericanas, las personalidades caudillescas, la contraposición del criollismo (de proyección liberal) a la aristocracia guatemalteca y el localismo que se resistía a supeditar las provincias a la antigua capital colonial[i], siguieron siendo en mucho, las causas de los enfrentamientos entre liberales y conservadores. Ambos grupos políticos dirigieron sus esfuerzos para encaminar al país hacia la prosperidad que los caudillos veían en los países europeos y el más cercano Estados Unidos y los apenaba la comparación con su patria[ii]. Este esfuerzo fue “escabroso” y ambos grupos lo emprendieron “entre los matices de confrontaciones de grupos opuestos con ideas políticas muchas veces coincidentes y confundidas con intereses particulares, rivalidades entre líderes, autoritarismos patriarcales, alianzas y lealtades ganadas o perdidas, y revueltas que derrocaban a un caudillo tras otro.”[iii]
Uno de los actores, y quizás el más conocido actualmente, fue el General Gerardo Barrios. De desdencia directa de españoles, nacido en 1813 en una fecha y lugar que todavía está en disputa[iv], se enroló en el ejército de Morazán a los 16 años y lo acompañó en la batalla de Gualcho el 6 de julio de 1828. Fue miembro del partido liberal y gran defensor de la causa de la unión Centroamericana[v]. Después de asumir la presidencia, primero provisionalmente en 1858 y luego constitucionalmente en 1860, impulsó el liberalismo basado en:



  • Reorganización de las finanzas públicas.

  • Apoyo a la producción del café y las actividades relacionadas con la elaboración de la seda.

  • Creación de una institución armada de carácter permanente y profesional.

  • Promoción de la separación de la iglesia y el estado.

  • Separación de la educación escolar de la iglesia. [vi]

Estas reformas, y principalmente las relacionadas con la separación de la iglesia del estado le ocasionaron conflictos internos, principalmente en la zona occidental, y posteriormente la invasión de guatemaltecos al mando de Rafael Carrera en apoyo a los conservadores y los clérigos que estaban exiliados en Guatemala.
Barrios fue muy dado a promover su figura; cuando asumió el poder provisionalmente durante el período de Miguel Santín, aprovechó su cargo para promoverse y ganar popularidad, a través de la organización de festejos y actos públicos; con la celebración de actos cívicos y religiosos; en ocasión de la inhumación de los restos de Francisco Morazán “se decía que el general Barrios, al destacar la figura de Morazán, promovía la suya”[vii]. Para 1861, Barrios emprendió una campaña publicitaria para contrarrestar los ataques de la oposición que desde Guatemala enviaba hojas sueltas llenas de insultos contra su persona, se le increpaba su “carácter y mal gobierno, se le tildaba de tirano, traidor, malvado y cobarde, causante de muchas muertes, injusticias y emigrados del país[viii]. La campaña consistía en enviar su retrato a los municipios en donde era recibido con solemnidad por las máximas autoridades políticas; las salvas de artillería y dianas anunciaban el acto desde las primeras horas de la mañana, se adornaban las calles con arcos triunfales y las casas de los vecinos se vestían de cortinas y banderas, se pasaba revista a las milicias y realizaban maniobras frente a los cabildos; el retrato era escoltado por las autoridades municipales y vecinos humildes y distinguidos, acompañados en algunas ocasiones por los curas que apoyaba a Barrios y otras personalidades.


El 18 de marzo se colocó el retrato en la sala de la Gobernación del Departamento de Cuscatlán, el 6 de abril, en la Gobernación de La Paz, el 15 de mayo llegó a San Miguel, el 19 de mayo es colocado en la sala municipal de San Vicente, el 25 de junio en Coatepeque, en 4 de julio en Chalchuapa, el 7 de julio[ix] le tocó el turno a la Villa de Santa Rosa en el Departamento de San Miguel, el 4 de agosto el retrato llegó a Atiquizaya.[x] Las autoridades encargadas del recibimiento del retrato levantaban un acta con todos los detalles de la celebración y se enviaba a las gobernaciones respectivas para que fueran publicadas en la “Gaceta Oficial”. En el caso de Santa Rosa se redactaron dos actas, una el 7 de julio de 1861 antes de la llegada del retrato y otra el día siguiente, ambas aparecieron el 24 de julio en la Gaceta Oficial, Tomo 9, Nº 88. En la primera se excita a los vecinos a adornar las calles, puertas y ventanas por donde pasaría el retrato, comenzando desde el río; se establece que la municipalidad se acompañe de una comitiva de notables a caballo para conducir el retrato hasta colocarlo en el lugar designado, previo paseo por las calles para que los vecinos tengan oportunidad de verlo y vitorearlo, y, que los actos serán presididos por el comisionado visitador Don Camilo Galván. La segunda acta contiene detalles de la llegada del retrato y del comisionado Galván. El retrato y el comisionado llegaron escoltados por 80 dagones armados con lanzas traídas de Jocoro y 40 fusileros de la plaza de San Miguel, incluidos un piquete de veteranos, “que hicieron los honores de ordenanza con repetidas salvas de fusilería”; los primeros iban al mando del Capitán Tiburcio Mata y los segundos del Capitán Cecilio Funes. Guarecido por dos arcos triunfales portátiles, el retrato recorrió las principales calles de la villa hasta llegar a su “decente colocación” en el “despacho principal” de la alcaldía. Según el relato de la segunda acta el pueblo “victorió (victoreó) con entusiasmo” el retrato de Barrios durante su recorrido que concluyó con la invitación a un refresco para los asistentes. Después de develar el retrato, el comisionado visitador Don Camilo Galván, pronunció su discurso oficial demandando principalmente de empleados públicos, “desde el más encumbrado hasta el más humilde”, y de todos los ciudadanos en general, a no “eludir” los “mandatos ni tergiversar” las disposiciones del “Gobernante supremo” y colaborar en “la obra de regeneración que S. E. se propone”, pensando más en las próximas generaciones que en los contemporáneos. Los encargados de la recepción del retrato recayó en el consejo municipal integrado en esos momentos por Secundino Parada, regidor y actuando como alcalde depositario; Juan Treminio y Paulino Ventura como regidores; Paulino Melgares, síndico y José Timoteo Bonilla como secretario.
Santa Rosa debió tener menos 4000 habitantes y alrededor de unas 600 familias[xi], limitada por el río de Santa Rosa por el sur y el oriente, la quebrada del Cabildo por el norte y la altura en donde actualmente se ubica el Grupo Escolar Centroamérica por el poniente.
La llegada del Retrato debió ser un acontecimiento de gran relevancia, las dificultades de comunicación de la época, que consistía principalmente en carretas y caballos para el trasporte y el correo para las comunicaciones, propiciaban avidez de noticias frescas en la población y aún en las autoridades mismas. La actividad despertada por los preparativos, la especulación por los asistentes, la llegada de los militares y de un vocero del mismo “Gobernante Supremo”, eran suficientes motivos para que el acto tuviera toda la trascendencia de un acto político de importancia. El acto en sí representaba la adhesión o distanciamiento de las autoridades locales y de la población a su presidente. La historia registra que las poblaciones que apoyaban a Gerardo Barrios solicitaban el envío de su Retrato. Los asistentes era otro indicador del apoyo al gobierno; por ejemplo, en franca discordia con la iglesia católica, habían curas que acompañaban los actos de recibimiento del retrato, como es el caso de Zacatecoluca[viii]. En el caso nos ocupa cabe resaltar tres circunstancias de las cuales se podría desprender que posiblemente la Villa de Santa Rosa no era, lo que se podría llamar, devota de Gerardo Barrios. La primera es la inmediatez al acto con que, según la primera acta, se invita a los vecinos para adornar las calles puertas y ventanas justo el mismo día del acto; considerando los objetivos políticos que perseguía tal evento, éste debió de ser objeto de una coordinación con mucha anticipación entre el gobierno central y la municipalidad. La segunda es la ausencia del Alcalde y la inexistencia de la más leve referencia a su persona en las dos actas publicadas, una delegación de su investidura en otra persona, o una excusa diplomática de su inasistencia al acto de recibir, nada menos que al retrato de S. E. y a su comisionado, podrían significar una fractura en el concejo municipal. La tercera es también la ausencia del cura, cuya presencia o ausencia, debía de ser muestra suficiente del apoyo o repudio a Gerardo Barrios y a sus políticas de separación de la iglesia católica y el estado. También se puede añadir la ausencia de los jueces, comandantes de plaza y otras personalidades de la localidad.

El Retrato debió haber entrado por la Avenida General Bernardino Larios, desde el río, como lo menciona el acta del 7 de julio. Para la época no existía el puente y la entrada al casco urbano era por un callejón que se desprende desde la entrada actual a la colonia La Ponderosa, atraviesa el río en una de las zonas de menos profundidad y plana, y conecta con la Avenida General Larios. Según recuerdo, hasta mediados de los años setenta este callejón era utilizado por carreteros y jinetes para ingresar al casco urbano. Al llegar al parque, seguiría su periferia para continuar con el resto de calles principales, para terminar frente al cabildo en dónde se enarboló el pabellón nacional, se rindieron los honores con maniobras de los 80 dragones armados con lanzas y salvas fusilería de los 40 fusileros de la plaza de San Miguel. Luego se ingresaría a la alcaldía para develar el Retrato y culminar con el discurso del comisionado Don Camilo Galván.

[i] Enciclopedia de El Salvador, OCEANO Grupo Editorial, Tomo 2, pág. 253
[ii] El Salvador, La República 1808-1923, Tomo I, Fomento Cultural del Banco Agrícola, 2000. Pág. 187.
[iii] Idem.
[iv] En Wikipedia aparecen como fechas probables de nacimiento 3 de octubre y el 24 de septiembre de 1813. Los posibles lugares de nacimiento serían: Ciudad Barrios, Sesori y Nuevo Edén de San Juan. (http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=24580847). En el libro El Salvador, La República 1808-1923, consigna como lugar de nacimiento la Hacienda Espíritu Santo, en San Miguel, el año de 1813.
[v] http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=24580847).
[vi] Enciclopedia de El Salvador, OCEANO Grupo Editorial, Tomo 2, pág. 261 y Historia de El Salvador, Equipo Maíz, 1ª reimpresión de la 4ª edición, 1999. Pág. 65.
[vii] El Salvador, La República 1808-1923, Tomo I, Fomento Cultural del Banco Agrícola, 2000. Pág. 197
[viii] El Salvador, La República 1808-1923, Tomo I, Fomento Cultural del Banco Agrícola, 2000. Pág. 198.
[ix] En las Anotaciones Cronológicas de Monterrey aparece que la visita se realizó el día 10, pero el acta de recibimiento publicada en la Gaceta Oficial tiene fecha 7 de julio.
[x] Historia de El Salvador, Anotaciones Cronológicas, 1843-1871, Tomo II, Francisco J. Monterey. Editorial Univesitaria, 2ª edición, 1978. Pág. 272-275.
[xi] GEOGRAFÍA ELEMENTAL DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR, Guillermo J. Dawson,. Guillermo J. Dawson, en su libro GEOGRAFÍA ELEMENTAL DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR, Pag. 71, publicado en París en 1890, dice que Santa Rosa “es una ciudad bonita y progresista, de calles rectas y empedradas. Está dividida en cuatro barrios, llamados El Calvario, La Esperanza, El Convento y El Recreo. Su clima es sano”. “Población: 4300 almas.” Estos valores se han obtenido haciendo una consideración grosera de 4000 habitantes para 1861 y un promedio de 7 miembros por familia.

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