jueves, 12 de marzo de 2009

EL GATO ROMANO 5. POEMARIO DE RICARDO CRUZ (EL CHELE AMERICANO)

Aunque a muchos nos gusta la noche, con su techo de estrellas y las sombras y penumbras mágicamente cobrando vida, también se utiliza a la noche para encorchetar un periodo de tiempo aciago y doloroso, impostergable y necesario; pero vivido intensamente, con la esperanza de que acabará al llegar el amanecer, “AL MORIR LA NOCHE”. El período de la guerra civil en nuestro país fue eso, una triste noche, en donde hombres y mujeres fueron empujados a ofrendar su vida por sus ideales de construir una sociedad más justa.
La guerra, además de ser una de las máximas expresiones de la humanidad, no necesariamente de las mejores, impulsa al extremo el raciocinio y las acciones generando ideas, tecnologías y arte. También es el ámbito en donde la existencia puede alcanzar su mayor intensidad, y en ese sentido, también allí es posible crear poesía, en tanto ésta se convierte en la cumbre expresiva de una existencia intensa.
“AL MORIR LA NOCHE” es el título de un trabajo poético de Ricardo Cruz, presentado bajo el seudónimo Emilio Alvarado en el Certamen Literario “Alfonso Hernández” en 1994.
Veo en la selección de poemas de Ricardo Cruz bajo el título “AL MORIR LA NOCHE”, la sinopsis de la noche de la guerra civil, incluyendo un poco su amanecer. Y por eso, creo, se justifica por hoy, la ausencia de títulos: más vale registrar cronológicamente la esencia humana desde el inicio hasta el final de la noche.
El poema del 12-01-81, Morazán marca el inicio, difícil, desconcertante, cuesta arriba, uno a cero en el primer minuto. Con la retirada a la montaña, además del cuerpo y el fusil también se lleva la carga del compañero caído, del hermano perdido. Solo el fortalecido dique de principios e ideales de justicia pudieron contener la riada de dolor y sufrimiento.
Luego, hacen presencia los estados emocionales, se alternan entre rémoras y alicientes, entre parásitos del sacrificio y bálsamos para la lucha. La soledad (16-12-86(A), Morazán), la agujita penetrante en la espina dorsal que curva el cuerpo aún en medio de la más abundante y animada compañía; el ejemplo de los héroes (8-10-87,Morazán y 91-N(A)) como luz entre la nube tóxica de la tristeza (90 C.N.(B)), capaz de menguar cualquier ánimo vigoroso; la confianza en la victoria (NTE. S.M. 06-09-88), sobrellevando las miserias materiales y la inclemencia de la naturaleza; y también, por qué no, el amor, la pasión (91-N(B)). Y, AL MORIR LA NOCHE, al llegar el amanecer, deslizarse en un lento y cadencioso tobogán de paz y de esperanza para hacer esas cosas sencillas, como celebrar el cumpleaños de una hija (S.R. -93), ahora tan fáciles pero que en aquella noche eran imposibles.
Los poemas que podrán leer a continuación son de Ricardo Cruz, el “Chele Americano”, referente histórico local del período de la guerra civil. Su apodo es de los más conocidos en Santa Rosa de Lima desde hace mucho tiempo. Nació en Santa Rosa de Lima el 01 de octubre de 1951; desde los 16 años de edad ha formado parte del movimiento político más grande en la historia independiente de El Salvador que, con los acuerdos de paz en 1992, logró la refundación de nuestra sociedad. Ha sido diputado propietario a la Asamblea Legislativa por el departamento de La Unión en los períodos 2003 -2006 y 2006 -2009. Es Maestro de Educación Media de profesión con un Diplomado en Economía Política, pero sobre todo, en luchador social y soñador incansable.
Nota importante: Con la intención de hilvanar los poemas, guiado por los títulos, estos aparecerán en orden cronológica, diferenciando del trabajo original que lleva otro orden. Las disculpas del caso a su autor.

12-01-81
Morazán
.

Al preguntar por ti,
la respuesta fue el silencio.

No te lloro ni te busco entre los muertos
porque sé dónde de encuentras.

Sos pinza, tenacilla, soplete
que aunque adolescente
arma y suelda eslabón por eslabón
de la conciencia del obrero.

Sé donde estás,
si te busco es en el yunque y el martillo,
en el arado de tu ancestro,
aquí a mi lado en la trincheraderrotando al enemigo.

16-12-86(A)
Morazán.

Toma mis dos alas,
no le pidas al deseo.
Enjuágate con mis dedos.
Miserable soledad.
Mata tus ancestros megalómanos,
como ayer.
Toma mis dos alas.

16-12-86(B)
Morazán.

Tantas y sublimes vidas,
destrozos, podredumbre.
Nacerán, mi país
al morir la noche.

16-12-86(C)
Morazán.

Al sentir la luz, me conformaron
me conformaron en la iglesia, en la escuela.
A los quince años nací inconforme.

8-10-87
Morazán.

Siempre será,
ocho de octubre.

Porque en tu mar de principios,
se ahoga el imperio yvibra esta América insurrecta.


NTE. S.M. 06-09-88

Otro día, otra noche, asediado,
mojado, con el estómago vacío,
pero seguro.
Lleno de confianza en la Victoria.

15-08-89
Morazán


No sé: si asistirás mi funeral
o como quisiera, saludar tu amanecer
pequeña patria mía.


Cabañas 20-09-89

Desde donde estás, se escuchan
Roque tus gritos: ¡Escobar Galindo
sos un comemierda!

90-C.N.(A)

Comienza a dolerme
alas de océano en encuentro (encontrándose)
en el voraz incendio de nuestro cuerpos,
rehaciendo viejas huellas, viejos rostros,
en el momento que se esparcían
como una inmensa rosa.

90 C.N.(B)

Esta noche: Escribo para ser medio feliz,
para medio matar la tristeza,
gladiador de pequeña epopeya.


91-N(A)

Arcilla, símbolo de época nueva,
como estatuas sobre vida,
están siempre erguidos,
venciendo la muerte,
mirando por nuestros ojos,
mostrando a plenitud su talla,
rozando el alma con palabras arrancadas del corazón,
corriendo por las venas de nuestro microcosmos.

91-N(B)

Comenzó por el camino menos sospechado,
cuando tus ojos, tus clamores, tu mirada,
para mi eran superfluos, ilusorios,
de fondo confundidos.

Todo continuó cuando tu rostro,
tus entrañas, tu ser,
los vi por dentro de mis ojos.

Todo continuó porque tu vientre,
tus entrañas con las mías se eternizan,
porque tus ojos con los míos son los mismos,
porque tu hambre mi hambre,
porque tu sed mi sed es insaciable.

91-N(C)

Por no esperar nada,
por no pedir nada.
Gracias precioso segundo de mis
once largos sueños.

S.R.-93

A cada encuentro una “Rosa”,
por cada pétalo un beso,
acumulado a tu cumpleaños
para la Rosa más “Roja”.

03-94

Para apagar el embrión del presentimiento,
esta noche quería ser franco,
persistía en aferrarme a su cuello
al sentir el calor engendrado por su cuerpo.
Aun con los inciertos escapó de mis entrañas un beso.

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